martes, 28 de octubre de 2008

mis viseras aullan ciegas de sed,

la calma en la marea agota.

¡algún atisbo de escape!

la hilera de casas, calles, gente sin forma

convocan tan solo una caminata de nostalgia,

añoro la brisa y el incógnito del cielo.

el vuelo sin alas de las hojas

anuncian que aquella luz jamás volverá.

ocaso, ¿que traes hoy para mi salvación?

tu cielo camaleónico inunda, pero no rebalsa

quizás en un rincón maltrecho

en la oscuridad ciega de aquella pestilencia

encuentre la vida y tal vez la muerte

el olvido implora,

esta caminata fría implora,

esta copa de vino será la respuesta.

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