mis viseras aullan ciegas de sed,
la calma en la marea agota.
¡algún atisbo de escape!
la hilera de casas, calles, gente sin forma
convocan tan solo una caminata de nostalgia,
añoro la brisa y el incógnito del cielo.
el vuelo sin alas de las hojas
anuncian que aquella luz jamás volverá.
ocaso, ¿que traes hoy para mi salvación?
tu cielo camaleónico inunda, pero no rebalsa
quizás en un rincón maltrecho
en la oscuridad ciega de aquella pestilencia
encuentre la vida y tal vez la muerte
el olvido implora,
esta caminata fría implora,
esta copa de vino será la respuesta.
martes, 28 de octubre de 2008
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