miércoles, 15 de abril de 2009

aquel vagabundo podrido en piojos
disfrutaba de observar las ventanas
y confortarse de la comodidad ajena
dulces recuerdos de infancia lo invadían

los ricos veían al andrajoso
invadiendose de envidia
cambiarían todo por su libertad, pensaban
entregados a sus lágrimas
que delataban la nada de sus vidas

un joven de cabellera rubia
con la convicción de un alcohólico desalmado
invitaba a unas botellas
a viejas ratas hijas de la calle
se creía uno de ellos
al menos en espíritu
sabiendo que volverá a su cena
la misma que desean sus cotejados

toma mi abrigo y ve a mi hogar
di a mi madre que he decidido
vivir mis sueños, la vida de otros

1 comentario:

Anibal Escobar Olmedo dijo...

Cómo está compipa, este poema está excelente wn, la cagó.