sábado, 24 de octubre de 2009

Por las mañanas gustaba beber algunas copas y observar las montañas, el aroma del rocío que abrazaba las hojas.
Desde el balcón y su embriaguez, disfrutaba ver a la gente que comenzaba sus rutinas, él como un desfigurado orgulloso, se complacía de la distancia con aquellos sujetos, una multitud subyugada, ciega, que nada se cuestiona, como ganado que se deja guiar por perros.


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me he convertido en un esclavo,
de tus huellas que estampan tu rastro imaginario,
de tu oscuridad deslumbrante.

esa mirada que me hace descansar
en nubes formadas de tus besos.
pronto se desvanecerán en tormentas
y lluvias imposibles.
hoy te tomaré en forma definitiva,
por sorpresa, quizas con violencia,
pero te aseguro
tus gritos se ahogaran
y solo crecerá el gemido.
tu descanso se conciliará
en el fragor de mi pecho.