La media noche encumbraba
los discursos de Haydn, Wagner, Vivaldi.
yo era capaz tan solo de encumbrar
una oscura botella.
Mientras la radio alcanzaba plena distinción,
yo solo me limitaba a pensar y lucir
como un estropajo.
ya eran días sin comer,
no me he esforzado más que bajar a mendigar
algunas monedas para comprar vino.
tanto tiempo sin probar bocado comienzan a generar
espeluznantes alucinaciones,
de las cuales me declaro un asiduo fanático,
me visitan verdugos, dominatrices
y chacales hambrientos
finalmente ha llegado la comida.
domingo, 1 de noviembre de 2009
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